SOLTARTE DUELE
Extracto: De amor y de letras
Autor: Iván Eduardo Lópezcampos
Bruno:
Comienzo esta carta de despedida con lágrimas en los ojos. Te lo cuento no para que sientas compasión de mí, sino para ponerte en contexto, para que sepas que también los grandes bloques de hielo se derriten. No siempre, solo a determinada temperatura y la tuya fue la indicada.
Me cuesta trabajo soltarte, desprenderme de lo que un día comenzó a escribirse entre tu y yo. Todos estos días he pensado que llegaste muy tarde y te fuiste en menos de lo que dura un parpadeo o, mejor dicho, me fui. No sé si llegaste o llegué, me fui o nos fuimos; lo único de lo que tengo certeza es que estas palabras se escriben con sabor a final.
Y veme aquí rechazando los sinsabores de la vida, pues quien soy yo pretendiendo protegerme de los oscuros de los que tanto me hablaste. Hoy comprendo que no importa que tan grande y fuerte construya mi búnker, siempre existirá una manera de derribarlo y algún descuido me convertirá en presa fácil para el desamor. Por otro lado, siento que no es nada de lo que no pueda resurgir, o reconstruirme.
Me alivia un poco pensar que tu fugaz presencia en mi vida tiene un propósito, tengo varias teorías, pero la que más me agrada hasta hoy es que fuiste un agente de cambio, de renovación y como en todos los cambios, hay incomodidad, resistencia y lucha. El último día que hablamos en persona, debo confesar que sentí que la burbuja, nuestra burbuja, se desplomó. Dentro de mí, solo había silencio; ese silencio que abruma, que asusta, pero que sirve como amortiguador ante el dolor. Y como cualquier humano, mi respuesta ante ese miedo fue huir, huir de ti, de tu forma tan dulce de envolverme, de tus caricias transformadas en letras y de un amor poco probable.
Deseo que no tomes estas líneas como reproche, espero más bien, que logres entender que estoy bajo la tormenta de la pérdida, me es difícil ver algo más que nubes grises, que sentir agua correr sobre mis mejillas. Supongo que esto es lavar el alma, tal cual tú me lo decías.
Hoy me dijiste que he sido muy agresiva y, siento mucho que me veas de esa forma; la única explicación lógica que encuentro a haberme comportado de esa manera es que estoy en la etapa de ira y, no contigo, sino conmigo, por llevarme hasta aquí, por jugar con fuego, por no querer ver que todo principio llega a su final. Es por eso por lo que quise escribirte, quiero cerrar la puerta con amabilidad, y creo que la mejor forma es hablando en tu hermoso lenguaje: las letras.
En primer lugar, te agradezco por haberme nutrido con tu experiencia, tus anécdotas, tu historia, y tu tan bella forma de ver la vida. Me es sumamente valioso el que me hayas permitido entrar a la intimidad de tu ser. Gracias por tu compañía, por hacerme sentir importante haciéndome múltiples espacios dentro de tu apretada agenda. Gracias por los maravillosos viajes que hicimos, desde La Habana hasta Buenos Aires y de ahí a la cabaña de Tierra del fuego, después de los más románticos días vividos en un vuelo directo y sin escalas a Praga; ahí me perdí viéndote tomar tu café mientras me abrazabas, intentabas quitarme el frío del alma. Contigo aprendí uno de los más grandes secretos de la vida: la imaginación es el mejor medio de transporte, uno donde todo es posible, en cualquier tiempo, y bajo cualquier circunstancia.
Gracias por tu dicotómica forma de amar, mediante caricias dulces y delicadas como si tuvieses entre tus manos una joya preciosa, y por esos besos desenfrenados que me encendieron como dinamita y me hacían explotar como espectáculo de juegos pirotécnicos sobre un cielo estrellado. Gracias por cada uno de tus detalles, sabías perfectamente como mantener contento mi corazón y a mi… estómago. Gracias por sumergirme entre tus textos, por relatar esta magnífica historia de amor, por compartirme tus secretos y, por el inefable acto de trasportarnos a la eternidad. Gracias por creer en mí, en mi potencial y en mi capacidad para conquistar sueños.
Me causa dolor pensar que este texto no tendrá retroalimentación, que no lo escucharé a cargo de tu atractiva voz y que tu suave piel ya no acariciará la mía. Deseo que la vida te permita seguir disfrutando de tu pasión, que sigas viviendo historias, pero, sobre todo, que sigas escribiendo historias. Deseo que sigas viviendo a tope, sin perder el tiempo en pequeñeces. Deseo te alcancen los días para encontrar un amor a tu altura, uno que no sea caos sino paz y tranquilidad, que no desentone con tu fascinante forma de ser.
Hemos llegado a la estación, debo bajar aquí de tu tren. Con mucho cariño tu amada:
Valentina Rossi
Hotel Nacional
La Habana – Cuba –