Renée:
Mea culpa, confieso que saltaré tu turno y escribiré la carta 102, no puedo esperar más tu respuesta. lo hago porque las letras, las historias, me presionan por ver la luz. Se acumulan en la yema de los dedos, están ansiosas por tener vida propia y quien soy yo para negárselas.
Debo, como es mi costumbre, hablarte con la verdad. Con base en ello te confieso que una de las razones de mayor peso para regresar a Agua Viva, además de la expuesta en la carta anterior, es… Mónica. Su ausencia me pesa y lo hace en fuerza inusual. Y es que las cosas, los lugares, las personas, toman su real valor en la ausencia. Con ésta sabemos el sitio que ocupan en nuestras vidas y, estos meses en que no he sabido nada de ella, me han servido para clarificar qué es Mónica en mi vida.
Te lo diré de forma indirecta, tú bien sabes que los escritores nos decantamos por lo rebuscado, por lo complejo. Si hay un camino directo y otro que ofrece rodeos, es seguro que andaríamos el segundo. Con seguridad sabrás acerca de mi sentimiento si te digo que en cada momento pienso en ella, que la veo en cada esquina, en cada persona; está en cualquier conversación, gesto o exclamación, todas y cada una de ellas me la recuerda.
Parece que te escucho, que escucho al buen Jerome e incluso al testarudo de Abel diciéndome: “no te compliques escritor, ahí están Lupita y Aurorita, que están en espera de tu elección”, pero no querida poeta, en el corazón no se manda, aunque creemos hacerlo, lo hacemos porque la soberbia es parte de la condición humana. Nos sentimos los amos del universo y el universo, que gusta de jugar con nosotros, nos deja creerlo. Nos instala en la nube más alta, más acolchonada y reconfortante para luego, sin previo aviso, borrarla y ¡zas!, dejarnos caer y estrellarnos con la realidad.
Aquí tendré que desdecirme y ofrecer una disculpa por mi opinión antes dada. En una ocasión te confesé que su carácter, muy de los italianos, duro, determinante, directo, me disgustaba de sobremanera. ¿Recuerdas?, pues… pues ya no. Ese carácter ahora es uno que me atrae con fuerza. Los hombres somos así mi querida Renée, somos suicidas, somos kamikazes del amor. Lo fácil nos aleja, nos cansa; lo inalcanzable, todo aquello que nos representa reto nos atrae.
Pero debo describirte a Mónica tal y como es para que me comprendas mejor. Y no me refiero al rasgo visible a simple vista, su belleza. Esa es una que no entra a discusión y que cualquier mortal que la vea a cientos de metros de distancia, estará de acuerdo. Quiero hablarte de sus formas, esas que solo se descubren con el trato diario de las personas. Es una mujer de contrastes, adora los extremos y ellos son rasgo preponderante en sus formas. Es una mujer arrojada, pero a la vez… con miedo, con marcados temores. Sí, aunque no lo creas cuenta con algunos. Pero… ¿sabes?, esos no me preocupan. Los veo como una oportunidad para estar a su lado, para apoyarla e impulsarla, al final de cuentas eso hacen las parejas que realmente se aman, se ayudan a crecer uno al otro.
No fue fácil penetrar esa coraza, hacerlo requirió tiempo y paciencia, de un mucho de perseverancia y constancia. En un principio era una muralla infranqueable. Apenas intentaba acercarme, ayudarle, facilitar su día con una acción o detalle, activaba su mecanismo de protección y se encerraba, si percibía que había riesgo de que su blindaje se venciera, huía y ponía distancia de por medio. Una vez más su italianísimo carácter le susurraba al oído que no necesitaba de nadie ni de nada. Y es que le hacía sentir débil que yo o alguien más hiciera algo por ella. Sus actitudes, escritora, se originan en su principal miedo: dejar al descubierto sus fragilidades.
No la juzgo, creo que todos tenemos miedo de hacerlo. Si Aquiles hubiera podido evitar que se conociera la vulnerabilidad que le dejó Tetis, su madre, cuando lo sumergió en el Éstege, al buscar recubrirlo de inmortalidad, no hubiera muerto. Y es que Paris no hubiera sabido que el talón era el lugar indicado para clavar la flecha.
La inteligencia de Mónica es otro de los rasgos que admiro de ella. Ve escenarios que nadie más alcanza a vislumbrar. Es capaz de predecir el futuro y no es porque lo adivine en sí, es que realmente lo ve. Lo ve al analizar cada movimiento. Estar con ella es desafiante, te exige lo mejor de ti, lo hace porque ella es la mejor. En las cartas pasadas te narré del cómo se esfumó, así como así y cómo yo no hice nada al respecto. Quizá soy un romántico empedernido, lo acepto, pero desde esa postura o la opuesta, debí de hacer lo necesario para que no se fuera de Agua Viva. No lo hice, pero ahora sí lo haré y coincidiremos nuevamente en tu pueblo, para entonces, conquistarla. Sé que puedo hacerlo, en eso consagraré mi vida.
Llegado el momento te platicaré de mi avance en la búsqueda por el amor. Por lo pronto proseguiré con mi viaje por tierras costarricenses y te diré en primera instancia que les dicen ticos por su afición de usar el diminutivo en todo. Así es como en vez de decir chico usan chiquitico o pedacitico por pedazo. Los entendidos de la lengua lo llamarían un hipocorístico, yo, el reflejo del amor que tienen por la viditica.
La mañana está nublada, aquí los amaneceres son entre nubes grises. El clima es fresco. Sus inviernos son muy distintos a los de Agua Viva, no son fríos, aquí no existe el frío. Son lluviosos. Todos los días se abre el cielo. Lo hace después del almuerzo, refresca la tarde y la noche. Por las mañanas evapora y entonces te envuelve la humedad, pero siempre se la lleva la lluvia. Aquí el clima es costumbrista, predecible, llueve casi sin falta a diario. Por eso todo es verde, pero la majestuosa naturaleza no le basta con esa belleza y se atreve a pintarla con vívidos colores, ya sea en las flores o en las frutas. Pareciera un concurso de belleza, no sabes donde posar tus ojos, si en las orquídeas, tulipanes, bromelias o bugambilias. Amo la paleta de colores de este país, está conformada con todos los que existen y los que están por inventarse.
Suelo caminar por las tardes, lo hago para descubrir tesoros y no me refiero a los económicos, sino a los del paisaje. Te basta levantar la vista para ver las regordetas nubes o los volcanes que asoman con timidez sus puntos altos. Cuando la bajas, descubres extensos campos de césped, barricadas conformadas de truenos formados disciplinadamente uno tras otro. Aquí todo es vida, nuevamente refrendo que no pudieron haber escogido mejor frase para representar al país: ¡pura vida!.
Aspiro con fuerza, aquí el aire huele diferente, tiene un aroma a verde, a saludable, tiene un toque a antiguo y es que la vida así es, es como de años atrás, lenta, se anda lento para disfrutar a tope, para poderle hacer honor a su tan famoso: ¡pura vida!
Mae debe de ser, junto con pura vida, las palabras más utilizadas por los ticos. Se usa para referirse a una persona. Tiene tres probables orígenes, de man o de maje, cualquiera de ellas deformada con el paso de los años. “Mate” es otra de las palabras que posiblemente dieron origen a la expresión tica por naturaleza, el vocablo de origen inglés perdió una t en el camino y acabo siendo mae.
Hoy por la noche cumple años Euge, bueno, cumple todo el día, pero por la noche se celebrará su aniversario y prepararé tacos al pastor, con todas las de la ley, haré dos tipos de tacos más y repetiré, porque el público así lo pidió, los tacos de costra de queso. Hablando de salsas, hicimos cuatro salsas diferentes, una de tomatillo, dos versiones de aguacate, una de chiles con soya y por último una de molcajate. Sí, son cinco, no cuatro, me equivoqué en la cuenta inicial.
Acompañaremos los tacos con una piña caramelizada espolvoreada con paprika, te la recomiendo, es fácil de hacer y queda deliciosa. Mañana te platicaré de como quedó la cena.
Eduardo.