¿EL AMOR DUELE?
Extracto: Librillo de consejos – Lecciones de otoño –
Lección 32: Intentarlo hasta hallar el correcto, no importa que hacerlo te lleve una vida.
Autor: Iván Eduardo Lópezcampos
¿En qué momento se extravía la cordura, en cuál esquina se queda colgada la prudencia? Y es que cuando dos seres colisionan, no importa que las señales de advertencia estén encendidas, se avanza. Se hace con el corazón desbocado, la boca reseca y las manos sudorosas.
Nos adentramos por un oscuro túnel que se transita en incertidumbre, pero que nos resulta imposible abandonar. Cuando llegamos al punto de no retorno, al momento de inflexión, abrimos los brazos y entonces, nos lanzamos al vacío.
Impulsamos el cuerpo y soltamos las amarras que nos atan al miedo, disfrutamos del cómo el viento golpea nuestro rostro. Estamos confundidos, no sabemos si caemos o volamos, y es que tocamos el cielo, nos perdemos en él, vivimos en otra realidad, una donde nada duele, nada preocupa, todo es placer, estamos… enamorados.
Nos hemos entregado al amor, vivimos en un plano superior, todo en nosotros se multiplica, los colores son más vívidos, los aromas más intensos, la perfección es la palabra que define al ser amado.
La vida es de ciclos y como tal, el amor tiene principio y final; éste significa abrir los ojos y ver como el abismo ahora es quien nos atrae, lo hace para impactarnos con violencia contra el suelo. Se siente ausencia, vacío, en algunos casos el corazón se estrella, se hace añicos, astillas, se pulveriza…. los colores se han ido, todo es gris, va más lento, los sonidos son ecos lejanos apenas perceptibles.
Cuando el dolor se aleja de nosotros recogemos los fragmentos del alma, los unimos, los pegamos y es entonces que con el paso del tiempo nos reconstruimos y aunque juramos no volver a enamorarnos, nos estamos engañando; solamente estamos dando tiempo para que el corazón se reconstruya y entonces faltar a la promesa del ya no más. Estamos listos para lanzarnos al vacío nuevamente.
Hay que hacerlo una y otra vez, no hay mejor sensación en la vida que el aire en nuestro rostro, que la adrenalina del amor; vale la pena, incluso si el costo es caer. El amor vale eso y más, porque estar enamorado es tocar el cielo y eso… no tiene precio.
Don Alfonso Aldaz Iglesias
Librillo de consejos.